DULCE Y SUS GATITOS

Érase una vez una gatita muy guapa, lista y sociable que buscaba donde refugiarse. Se coló en el patio de una casa y tuvo mucha suerte, porque la familia que vivía en esa casa quiso ayudarla y le dieron cobijo. Esta gatita estaba muy preñada. 

Desde el primer día se mostró muy sociable y cariñosa, que la familia la llamó DULCE. Lamentablemente, esta familia no se podía quedar con ella, menos aún con los gatitos que venían en camino. Pero como ya he dicho antes, Dulce tuvo mucha suerte, porque la familia hizo lo posible por ayudarla. Es así como contactaron con nosotros. Pronto conseguimos una casa de acogida para Dulce, un lugar donde pudiera tener a sus gatitos. ¡Y así fue! 

Dulce se adaptó muy bien desde el primer día a su casa de acogida, y a los pocos días nacieron los gatitos: 
Tomy, Cleo, Leo, Neo y Cookie.
Al cabo de un tiempo, pudimos encontrar familias para todos, buenas familias donde sabemos que son muy felices 💙💜💚
  • Tomy, ahora Bandido. Fue el primero en ser adoptado. Super sociable, cariñoso y juguetón. Su papi humano nos cuenta que es un bichin revoltoso, un pequeño trasto.
  • Leo y Neo, ahora Jonesy y Goose. Fueron adoptados juntos (siempre son mejor dos que uno) y ahora se lo pasan en grande creciendo juntos. 
  • Cleo, ahora Penny. Fue de las últimas en conseguir adopción. Pero la espera valió la pena, porque encontró también una gran familia, y además tiene un hermano gatuno, Sheldom, que es su compinche de travesuras. 
  • Cookie y Dulce. Fueron adoptados por su casa de acogida. El pequeñín de Cookie, con su ternura conquistó a su cuidadora. Y la historia de Dulce tiene una anécdota muy bonita que fue decisiva para su adopción, y es que Dulce parió a los pies de su cuidadora, estrechando aún más el vínculo que se había creado entre ambas.
Y con estos finales felices, termino de contar esta bonita historia. Solo me queda agradecer, en primer lugar, a esa familia que no le dio la espalda a esta gatita y buscó la manera de ayudarla. Gracias también a Glory, su casa de acogida, por su tiempo, cariño y dedicación. Y por último, mil gracias a cada una de las familias adoptantes, porque sin adopciones responsables no existirían los finales felices. 

El caso de Dulce es un buen ejemplo de cómo funciona el rescate y la protección animal. Es una cadena humana, donde cada eslabón hace su parte para poder conseguirlo.

¡Y colorín colorado este cuento ha terminado!... aunque en realidad, acaba de empezar ;-)

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