Después de haber estado en una casa con una familia, decidieron que ella ya no podía ser parte de esa familia, acabo vagando por las calles llorando a cada persona que pasaba por su lado, el frío empezaba a notarse y ella no se refugiaba, por la noche se escuchaba que los gatos de la calle no la aceptaban...
Pasaron días hasta que pudimos conseguir una casa de acogida, y un par de días más para poder rescatarla. Fueron 3 veces las que intentamos cogerla, pero se escondía, se asustaba, empezaba a temer al humano, ya no quedaba esa actitud cariñosa con la que se nos acercaba.
En ella se notaba claramente cuanto tiempo llevaba en la calle, ya que cuando la conocimos tenía el pelo limpio, las uñas cortadas y se le veía muy espabilada. Con el pasar de los días cuando estaba previsto sacarla de la calle... nos encontramos con una gata delgada, sucia, ronca y débil.
Coger a esta gatita fue más fácil de lo que pensábamos, estaba tan débil que dormía a la intemperie, donde cualquiera le podía hacer algo. Cuando nos acercamos ni siquiera nos escuchó y cuando lo hizo no se movió, estaba realmente mal.
Hicimos una primera parada en casa de una compañera para poder coger cosas para esta gatita y llevarla a su casa de acogida. Ahí empezamos a ver una gran mejoría, calentita empezó a ronronear y amasar a la compi. Un momento muy tierno donde parecía que ella nos había reconocido. Con un poquito de calor, ya empezaba a ser la gatita que un día conocimos.