GUSTAVO
Gustavo es un perro sin problemas, sin traumas, sociable, generoso, amigable, juguetón y feliz.
Nosotras nos preguntamos como ha podido llegar a ser así después de que su periodo de socialización, donde los perros aprenden todas esas herramientas que van a necesitar para ser adultos felices y equilibrados, lo pasó encadenado día y noche, solo y muerto del asco. Pero a pesar de llevar media vida rodeadas de perros, no dejan de sorprendernos. ¡Ellos son capaces de sobreponerse a todo!
Así fue la petición de ayuda que nos llegó: "Hay un perro que está siempre atado, parece enfermo, con un problema en las patas, muy sucio". Nos partió aún más el alma cuando llegamos y vimos que era solo un cahorro.
Nos miraba asustado, receloso, se escondía detrás de su caseta. No sabía quiénes éramos, pero veíamos en su cara guapa que quería confiar. Era solo un bebe al que habían separado de su madre y sus hermanos antes de lo que debían, ¿y para qué? Para llevarle a una finca, a que cuando creciera sirviera como perro guardián. Su rescate fue hecho con auxilio de las fuerzas de seguridad del estado.
Lo llevamos al veterinario. Su estado era lamentable, un cachorro de aproximadamente cinco meses, tan desnutrido que no podía sostenerse bien sobre sus patas, con el cuerpo lleno de heridas y sarna, hambriento, anulado emocionalmente. Y lo peor quizás, fue que la persona que supuestamente era el responsable de su cuidado, quien tenía el deber de protegerlo y darle una vida digna, el mismo que lo tenía siempre atado con una cadena a esa caseta mugrienta, fue capaz de decirnos a la cara que el perro estaba perfecto, que vivía bien, que él lo cuidaba y que hasta recibió atención veterinaria, cosa que no pudo demostrar, porque este pobre cachorro no tenía ni chip, ni cartilla, ni nada. (al final de este post puedes ver el video de su rescate)


Lamentablemente, este es el destino de una gran mayoría de mastines en este país, ser perros guardianes. Los perros son protectores y les gusta proteger sus casas, pero no por ello merecen estar en esas condiciones, no por ello debemos dejarles en la calle todo el día, sin cariño, sin el calor de la familia, y por supuesto, no deben estar eternamente atados. Los perros necesitan sentir que son parte de la familia, ¿o es que acaso no lo son?
Así que este precioso cachorrón tenía que dejar atrás ese lugar para convertirse en “el perro de alguien” y no acabar su vida siendo tan solo un “intento de alarma”. Como buen mastín crece un poquito cada día y ahora es un bebe pero grandote. Es un perro muy sociable, se lleva bien con otros perretes y también gatetes.
Gustavo pasa sus días rodeado de cariño, el de toda la gran familia de AGERAA, los compis del equipo y voluntarios que dan lo mejor de sí día a día para que a nuestro bebote precioso no le falte nada. Hacemos nuestro mejor esfuerzo para que Gus tenga todas sus necesidades cubiertas y sea un perro feliz mientras esperamos a que llegue esa familia ideal...
Si quieres conocerle, escríbenos o rellena el formulario y te contactaremos.