Llevamos a Hanna al albergue para que pudiera descansar y estar tranquila. No sabemos todo lo que habrá tenido que pasar hasta su rescate, aunque nos lo podemos imaginar. Solo podemos decir que estaba tan cansada física y emocionalmente, que solo quería eso, descansar.

Poco a poco, según pasaban los días, se iba mortrando más confiada. Nos gusta ir a su ritmo. Paciencia, comprensión y respeto es la clave siempre. Cada uno viene con su propia mochila de experiencias y necesita procesar todo a su ritmo.

Ahora Hannita es otra perra. Ahora sí vemos a la verdadera Hanna, a la que nos moríamos de ganas de conocer. Es una cachorrona aún, con ganas de jugar y hacer trastadas, de explorar y conocer el mundo. Hoy puede hacerlo en su casita de acogida. Se lo pasa a lo grande con Tofu, su hermano de acogida.

A esta historia solo le falta un gran final feliz. Porque aunque Hanna ahora es feliz y puede ser la cachorrona alegre que es. necesita encontrar su hogar definitivo. Necesita tener su propia familia. Si quieres adoptar a Hanna, si quieres ser tú su media naranja humana, escríbenos.