No hay excusa, jamás habrá un motivo que justifique dejar a un ser vulnerable abandonado en la calle a su suerte. Nuestro Osquitar ya ha pegado el estirón, pero por dentro sigue siendo un cachorrón... Ahora es un un jovenzuelo guapetón.

Le encanta jugar con otros perros, es con lo que más disfruta. Y además no discrimina. Le gustan todos. Hembras, machos, grandes, pequeños... Además su displasia no le impide pegarse buenas sesiones de juegos y carreras, puesto que con su tratamiento y sus seguimientos veterniarios está fenomenal. Oscar hace vida normal. Se lo pasa pipa en los paseos con nuestros súper voluntarios, haciendo nuevos amigos cada día. Mira sus videos para ver la marcha que tiene. ¡Ah! y sabemos también que es bilingüe, habla gatuno, así que podría tener hermanos gatos sin problema.