Por AGERAA han pasado muchos de estos perros y podemos decir con orgullo que están casi todos adoptados. Pero Kiara y Bach siguen esperando su oportunidad. Ambos se conocieron en la perrera municipal, y más de un año después, aquí siguen.

Pero la triste realidad es que muchos de ellos se quedan años y años esperando a que su familia definitiva llegue algún día, en algunos casos nunca llega.

Lo que yo me pregunto es, ¿no creéis que aunque eliminen esta ley, el mal ya está hecho? Es decir, habrá mucha gente que siga viendo a estos perros como potencialmente peligrosos o simplemente peligrosos. Llevan mucho tiempo machacándonos el cerebro con la supuesta agresividad de estas razas, así que no creo que la opinión pública general cambie de la noche a la mañana.

Nos seguirá tocando luchar contra esos estigmas y prejuicios durante un tiempo. Pero ¿qué otra cosa podemos hacer? No podemos parar ahora, justamente ahora es cuando más nos necesitan. Seguiremos luchando y concienciando para que esas naricillas respingonas y esos pechos tan maravillosos donde apoyar tu cabecita para echarte la siesta junto a ellos, sigan encontrando la vida feliz que tanto se merecen.